Se necesitan líderes no candidatos

Quienes logren comprender el mundo actual y post pandemia lograran primero, el respeto social, luego los votos.

La cantidad de votos que necesitará será proporcional a las ideas firmes, a los conceptos claros, a la transformación de las palabras en hechos. ¿Pero como hacer sin antes ser?, sencillo, el líder contará sus aspiraciones políticas, porque marca un rumbo, una decisión, saber que quiere, pero no entrará en su partido a los codazos, porque quien lidera primero conquista a los propios y luego a ajenos.

Algunos, vaya inocencia, están convencidos que con muestras de afectos, con las storytelling en redes, basta y sobra para generar conocimieto y un lugar en la política. Pero eso, no tiene que ver con líderes.

Líderes, se nace y no se hace. Esmerilar imperfecciones y potenciar aptitudes es la clave, acompañado de la seriedad, empatía y generosidad. Un líder es serio, pero no soberbio. Puede reírse, sonreir, ser simpático, pero no bromista. Un líder es empático, la conexión con los seres es natural, no hay imposición. Y además trabaja su empatía con aquellos que sabe que son valiosos pero desconfiados. Un líder es generoso, incentiva a su equipo de trabajo, enseña desde el conocimiento y la humildad, no como un todólogo. Genera oportunidades y las comparte. Confía, prefiere equivocarse porque sabe de sus seguridades, también sabe de sus ventajas como de sus miserias.

Se piensa en los líderes asociados a la política, pero son lo menos. Existe un mundo fuera de la política, un espacio donde convive el mundo público con el privado, con muchos líderes que cambian la vida de sus ciudadanos, desde el lugar que estén, haciendo, resolviendo, inventando. Algunos son líderes transparentes, pero solo por una mera cuestión de escala.

Y también hay candidatos en el mundo privado, llegan a ser jefes, no líderes. Porque candidatos sobran.